miércoles, 20 de febrero de 2013

En 2001, Rick Simpson de Nueva Escocia descubrió que un sitio canceroso en su piel había desaparecido a los pocos días de aplicar un aceite esencial a partir de la marihuana.

Desde entonces, Simpson y otros han tratado a miles de pacientes con cáncer, con un éxito increíble.

Los investigadores en España han confirmado que el THC, un compuesto activo en la marihuana, mata células tumorales del cerebro 
en sujetos humanos y se muestra prometedor con tumores de mama, de páncreas y de hígado.

La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, sin embargo, clasifica a la marihuana como una droga de Clase I, lo que significa que no tiene ningún uso médico aceptado, a diferencia de drogas de Clase II, como la cocaína y la metanfetamina, que pueden proporcionar beneficios médicos.

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